Hace casi un mes, en el blog de mimalapalabra, Giovanni Rodríguez estuvo rastreando algunas menciones de Honduras en la narrativa contemporánea. En “El discreto encanto de la H” también se consignan algunos ejemplos, pero ayer, mientras leía Casi nunca, con la que Daniel Sada obtuvo el Premio Herralde de Novela 2008, me encontré con esta referencia:
“Entonces con lo dicho pongámonos en Parras, ese centro cultural universal, superior a, digamos, Tegucigalpa, ¿o cuál fue la referencia anterior?; bueno, pongámonos, sin problemas, en virtud de que allí estaba viviendo Demetrio en casa de su madre; él que tuvo una pésima suerte en sus andanzas por la parte central de Coahuila…”
Quizás sea necesarias algunas precisiones mínimas:
En Casi nunca, el recurso de la comparación de los “centros culturales universales” es utilizado en forma irónica y reiterada. Por ejemplo, en la página 17: “Pero estamos al otro lado del mundo, en Oaxaca, centro cultural universal, superior (digamos) a Tokio.” Ya en la página 28 es una versión compuesta: “…ambas casadas con gringos, uno de Seattle, ciudad que, como centro cultural universal, es superior a, digamos, Nápoles; y otro de Reno, ciudad que, como centro cultural universal, es superior a, digamos, Badajoz…”
Luego, en la página 29, viene el antecedente inmediato a la comparación con nuestra culta capital: “Parras, el pueblo más simpático de Coahuila, un centro cultural universal superior a, digamos, Bruselas.” Y más adelante encontramos otra muestra: “La boda se realizaría en Sacramento, Coahuila, un centro cultural universal superior a, digamos, Luxemburgo.”
Tampoco estarían demás otros datos generales:
“El municipio de Parras se localiza en la parte central del sur del estado de Coahuila, en las coordenadas 102°11´10” longitud oeste y 25°26´27” latitud norte, a una altura de 1,520 metros sobre el nivel del mar. Limita al norte con el municipio de Cuatrociénegas; al noreste con el de San Pedro; al sur con el estado de Zacatecas; al este con los municipios de General Cepeda y Saltillo; y al oeste con el municipio de Viesca. Se divide en 175 localidades. Se localiza a una distancia aproximada de 157 kilómetros de la capital del estado. De acuerdo a los resultados que presentó el II Conteo de Población y Vivienda en el 2005, el municipio cuenta con un total de 44,715 habitantes.”
Dato que merece una nueva acotación: En la novela, en el momento que el narrador externo de Casi nunca realiza la comparación Parras vrs. Tegucigalpa, el año es 1947.
Dejamos a nuestros lectores las conclusiones pertinentes. Y, por supuesto, recomendamos la lectura de Casi nunca, aunque tal vez le encontrarían más sabor si antes pasan por las páginas de Porque parece mentira la verdad nunca se sabe. Y sin dejar de revisar la reseña de Christopher Domínguez Michael, titulada "El sexo y el decoro". Así como la de Masoliver Ródenas, "La buena estrella", publicada en La Vanguardia. Y la de Ricardo Baixeras, publicada en El Periódico bajo el título "Ritmo y delirio".
“Entonces con lo dicho pongámonos en Parras, ese centro cultural universal, superior a, digamos, Tegucigalpa, ¿o cuál fue la referencia anterior?; bueno, pongámonos, sin problemas, en virtud de que allí estaba viviendo Demetrio en casa de su madre; él que tuvo una pésima suerte en sus andanzas por la parte central de Coahuila…”
Quizás sea necesarias algunas precisiones mínimas:
En Casi nunca, el recurso de la comparación de los “centros culturales universales” es utilizado en forma irónica y reiterada. Por ejemplo, en la página 17: “Pero estamos al otro lado del mundo, en Oaxaca, centro cultural universal, superior (digamos) a Tokio.” Ya en la página 28 es una versión compuesta: “…ambas casadas con gringos, uno de Seattle, ciudad que, como centro cultural universal, es superior a, digamos, Nápoles; y otro de Reno, ciudad que, como centro cultural universal, es superior a, digamos, Badajoz…”
Luego, en la página 29, viene el antecedente inmediato a la comparación con nuestra culta capital: “Parras, el pueblo más simpático de Coahuila, un centro cultural universal superior a, digamos, Bruselas.” Y más adelante encontramos otra muestra: “La boda se realizaría en Sacramento, Coahuila, un centro cultural universal superior a, digamos, Luxemburgo.”
Tampoco estarían demás otros datos generales:
“El municipio de Parras se localiza en la parte central del sur del estado de Coahuila, en las coordenadas 102°11´10” longitud oeste y 25°26´27” latitud norte, a una altura de 1,520 metros sobre el nivel del mar. Limita al norte con el municipio de Cuatrociénegas; al noreste con el de San Pedro; al sur con el estado de Zacatecas; al este con los municipios de General Cepeda y Saltillo; y al oeste con el municipio de Viesca. Se divide en 175 localidades. Se localiza a una distancia aproximada de 157 kilómetros de la capital del estado. De acuerdo a los resultados que presentó el II Conteo de Población y Vivienda en el 2005, el municipio cuenta con un total de 44,715 habitantes.”
Dato que merece una nueva acotación: En la novela, en el momento que el narrador externo de Casi nunca realiza la comparación Parras vrs. Tegucigalpa, el año es 1947.
Dejamos a nuestros lectores las conclusiones pertinentes. Y, por supuesto, recomendamos la lectura de Casi nunca, aunque tal vez le encontrarían más sabor si antes pasan por las páginas de Porque parece mentira la verdad nunca se sabe. Y sin dejar de revisar la reseña de Christopher Domínguez Michael, titulada "El sexo y el decoro". Así como la de Masoliver Ródenas, "La buena estrella", publicada en La Vanguardia. Y la de Ricardo Baixeras, publicada en El Periódico bajo el título "Ritmo y delirio".
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